La Asociación de Acceso Justo al Medicamento defiende que los pacientes deben involucrarse en su seguridad

- Mejorar la seguridad de los pacientes debe ser una estrategia prioritaria en las políticas de calidad de los sistemas sanitarios 

Sábado, 16 de septiembre de 2023. 

Con motivo del Día Mundial de la Seguridad del Paciente que se celebra mañana domingo, día 17 de septiembre, la Asociación de Acceso Junto al Medicamento (AAJM) defiende que los pacientes deben concienciarse e involucrarse más en su seguridad y demanda la creación de mecanismos reales de participación de los pacientes, con normas de seguridad fáciles de comprender y programas de formación interdisciplinarios. 

La AAJM se suma así al lema de la Organización Mundial de la Salud (OM) “¡Elevar la voz de los pacientes!”, dedicado este año a “Involucrar a los pacientes para la seguridad del paciente”. Una fecha que tiene como objetivo, según la OMS, “influir en los pacientes, familias, formuladores de políticas, líderes de atención médica, trabajadores de la salud y organizaciones de pacientes, para que trabajen en colaboración para diseñar políticas de atención médica e intervenciones de seguridad que realmente reflejen las necesidades y preferencias de los pacientes y, en última instancia, mejoren la seguridad de la atención médica”. 

La seguridad de los pacientes hoy es un atributo imprescindible cuando se habla de calidad en los servicios sanitarios porque los efectos no deseados secundarios a la atención sanitaria y cuidado de la salud representan una causa de elevada morbilidad y mortalidad en todos los sistemas sanitarios desarrollados constituyendo un serio problema de salud pública. Por tanto, mejorar la seguridad de los pacientes debe ser, en opinión de la AAJM, una estrategia prioritaria en las políticas de calidad de los sistemas sanitarios que afecta a todas las profesiones sanitarias. 

Los pacientes y la sociedad deben reconocer que los sistemas sanitarios, no son suficientemente seguros; ocurren múltiples y pequeños fallos que no son siempre debidos a los profesionales y trabajadores sanitarios, sino que buena parte de ellos se deben a fallos del sistema o al propio comportamiento de los pacientes, especialmente en el uso de los medicamentos, al ser el sector sanitario una industria de alto riesgo, muy compleja y al ser inevitable que los seres humanos se equivoquen. Los accidentes y errores sanitarios constituyen un problema sistémico fruto de la compleja red asistencial y es necesaria la participación de los pacientes para disminuirlos. 

Son muchas las áreas de la asistencia sanitaria que pueden mejorar disminuyendo los riesgos para los pacientes que acompañan a la misma. Hay dos grandes actores en ese cometido, por un lado, el medico que debe extremar su mejor quehacer profesional y desde la mejor preparación técnica que tiene que responder solo y en primer lugar a la necesidad del paciente revisando sus decisiones y disminuyendo todo lo posible las prácticas de riesgo y, en ocasiones, prescindibles. Y, por otro, se debe incorporar la participación activa y muy informada del paciente en todo lo que tiene que ver con su salud. 

Es preciso recordar que el uso innecesario o inadecuado del medicamento motivado por errores y determinados comportamientos ponen en riesgo a los pacientes. Existe la tendencia social de convertir situaciones vitales normales en procesos que requieran atención médica y, en ocasiones, en verdaderas enfermedades que generan demanda de atención y cuidados y en consecuencia tratamiento con frecuencia farmacológico. Hablamos de medicalización innecesaria, que provoca engaño y despilfarro; constituye en sí misma un riesgo para la salud y genera sufrimiento en aquellos que sintiéndose enfermos no lo están, o en aquellos que están utilizando el medicamento inadecuadamente. 

Es necesario y urgente limitar la medicalización de la vida diaria y acotar con criterios científicos las intervenciones médicas y sanitarias indiscriminadas, tanto asistenciales, farmacológicas, como preventivas con el objetivo de que los beneficios de las mismas siempre sean superiores a los riesgos y posibles daños. Una asignatura pendiente es intervenir sobre los múltiples factores que determinan el consumo y la prescripción innecesaria, incluso peligrosa de medicamentos, lo que constituye, además, un riesgo grave para la seguridad de los pacientes 

El actual sistema de seguridad de los pacientes es preciso cambiarlo tanto en lo conceptual como en lo metodológico. Hasta ahora las soluciones se han centrado en el castigo y la culpa y han demostrado no solo su ineficacia, pues agravan la situación generando medicina defensiva, aumentando la litigiosidad con procedimientos eternos, aumentando los errores, generando daño evitable en las victimas tanto los pacientes como el profesional (2ª victima) y el servicio sanitario (tercera víctima), a la vez que favorece seguir desconociendo su epidemiologia y, en consecuencia, retrasando las soluciones. 

Por ello, la solución está en hacer, conocer, aprender y reformar y sobre todo comprometerse y participar. Si se quiere realmente avanzar en seguridad es necesario prestarle una debida y eficaz atención, aplicando sistemas no punitivos para informar y analizar los errores en los centros sanitarios; Informar y concienciar permanentemente a la población creando mecanismos reales de participación de los pacientes, con normas de seguridad fáciles de comprender y programas de formación interdisciplinarios.

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