Huelves en las Relaciones Topográficas de Felipe II del año 1575


La villa de Huelves, esta descrita en la pregunta XIII, correspondiente a la descripción de la villa de Tarancón de dichas Relaciones, según recoge en su blog, Raúl Amores Pérez, en la entrada “Relaciones topográficas de Felipe II. Tarancón” (visitado el  07-09-2020).

 

Interrogatorio, pregunta XIII. Asimismo se diga el nombre del primer pueblo que oviere yendo del lugar donde se hiciere la dicha relación, hacia donde el sol sale, y las lenguas que hasta él oviere, declarando poco más o menos si el dicho pueblo derechamente hacia el sol sale o desviado algo al parecer, y a qué mano, si las lenguas son ordinarias grandes o pequeñas y por camino derecho, o por algún rodeo.

 

Respuesta XIII. A la parte del Sol o del oriente derecho sin torcer, o a lo menos en invierno que al verano cargan más al mediodía, está una villa pequeña que se llama Huelves, dos leguas de esta villa, pequeñas, por camino derecho. Fue aldea de Huete y agora habrá diez e seis años, poco más o menos, que la compró don Marco de Parada, arcediano de Alarcón, silla en la catedral de Cuenca [en 1559]. En este lugar parece estar derribado un castillo que llamaron de Acuña, que lo poseyó López Vázquez de Acuña [que realizó su Castillo por los años 1466 - 1467. El Castillo de la aldea árabe llamada Valbah, fue primero un fuerte romano, luego Castillo árabe llamado de Arabia, convirtiéndose posteriormente en fortaleza defensiva utilizada por Álvar Fañez, el sobrino del Cid, para conquistar y mantener las tierras de su entorno. Quién lo restauró en el siglo XV es el segundo López Vázquez de Acuña, el joven hijo del señor de Buendía y Azañón del mismo nombre y sobrino del arzobispo de Toledo don Alonso Carrillo de Acuña, y que fue duque y señor de la ciudad de Huete y su tierra a la que pertenecía la aldea de Huelves. Dice J.I. Ortega Cervigón, en “El arraigo de los linajes portugueses en la Castilla bajomedieval: el caso de los Acuña en el obispado de Cuenca”, Medievalismo. Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales, 16 (2006) pág. 78 que “los abusos de poder de Lope Vázquez de Acuña sobre los vecinos de Huete motivaron la llamada de éstos al capitán García Méndez de Badajoz, defensor de la causa enriqueña, quien en 1465 intentó tomar la ciudad, pero fracasó ante las tropas del arzobispo toledano Carrillo (…) Otra muestra de esta actitud incontrolada fueron los numerosos pleitos entablados posteriormente entre López de Acuña y los oficiales de Huete, algunos lugares de su tierra y personas particulares por los agravios recibidos durante el enfrentamiento entre enriqueños y alfonsinos. La militancia en el partido liderado por el marqués de Villena y los poderes recibos por el infante, así como el control del castillo de Huete, permitieron esta capacidad excesiva de mando. Tras la guerra civil, los Reyes Católicos encomendaron a sus capitanes el dominio de las fortalezas que habían estado en rebeldía. Lope Vázquez de Acuña, como alcaide de Huete, renunció a todos sus derechos en la villa en enero de 1478, habiendo recibido previamente el perdón regio y la garantía de cobrar determinadas indemnizaciones y recuperar algunas propiedades] en el tiempo de las alteraciones de estos reinos cuando vinieron a reinar los Católicos Reyes don Fernando y doña Isabel, que habrá cien años más o menos, de donde tiranizaba la tierra.

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