XVII CÍRCULO SANITARIO DE AMYTS: "Médicos de Madrid denuncian el fraude social del sistema sanitario público"
El 28 de junio de 2018 se celebró el XVII Círculo Sanitario de AMYTS (también retransmitido en directo a través del Canal YouTube del sindicato) que, bajo el título “#SanidadAlLímite”, abordó un análisis sobre las causas, efectos y alternativas posibles al deterioro del sistema sanitario público en general, y más en concreto, en la Comunidad de Madrid. En el mismo, participaron representantes del sindicato médico AMYTS, de la clínica, de la Escuela Nacional de Sanidad y de la Universidad. Presentado y moderado por el Dr. Julián Ezquerra, secretario general de AMYTS, el análisis global reflejó que vivimos una situación de engaño y fraude social por parte de los gestores políticos, que mantienen la ilusión de un sistema sanitario público desgobernado e infradotado presupuestariamente, soportado por un sobresfuerzo profesional al límite del agotamiento. Las posibles alternativas incluyen corresponsabilidad social entre la carga de los impuestos y el nivel de prestaciones recibidas, implican transparencia, participación de los profesionales en la toma de decisiones y buena gobernanza.
Un
resumen que elaboré de las distintas intervenciones es el siguiente:
La
Dra.
Ángela Hernández,
cirujano general del Hospital del Sureste y presidenta del sector de
Hospitales de AMYTS, inició el debate con una presentación de la
situación actual de los médicos en la Comunidad de Madrid. Destacó
la ausencia de datos oficiales e indicó que las cifras ofrecidas
responden a recopilaciones parciales. En el Servicio Madrileño de
Salud (SERMAS) trabajan más de 18.000 facultativos. Su gestión se
distribuye en un 69% a través de gestión directa, un 23% de
laborales entre los que están incluidos los MIR, un 7% de los
hospitales de gestión indirecta y un 1% del Ingesa. En la sanidad
privada trabajan 9.200 facultativos, aunque no es posible discernir
cuántos de ellos lo hacen en exclusiva o compatibilizan su actividad
con el servicio público. En el SERMAS el 65% de los facultativos son
fijos y el 35% temporales.
Entre
la problemática concreta de los médicos, destacó que las
retribuciones están entre las más bajas de Europa, con grandes
diferencias salariales asimismo entre comunidades autónomas que
oscilan entre los 10.000 y los 15.000 euros para facultativos
asistenciales, y en torno a los 6.000 euros entre los MIR en
formación. Son factores descriptivos: la precariedad,
la paralización
de la carrera profesional
(más de un año en proceso de reactivación), y la falta
de movilidad y traslados.
También se enfrentan a criterios
de selección poco
trasparentes, jornadas
prolongadas, y sobrecarga asistencial. La consecuencia es médicos
agotados,
maltratados por su empleador y frustrados en sus expectativas.
Algunos huyen: la fuga de médicos a otros países se mantiene en
unos 3.000 al año, convirtiendo en inútil la inversión pública en
su formación.
El
Dr.
Miguel Ángel García,
coordinador de formación de AMYTS y máster en Bioética, abordó la
repercusión que tiene una sanidad al límite sobre la profesión y
sobre la población, es decir, “maltrato profesional, maltrato
poblacional” (caos en las Urgencias, listas de espera, Atención
Primaria sobrecargada de forma crónica... ). Una situación, añadió,
que no es exclusiva de nuestro país, sino que afecta también a
otras sociedades con servicios sanitarios desarrollados como los de
Australia, Francia, Reino Unido o Canadá. El problema común, parece
ser, indicó, que no se dimensionan las necesidades poblacionales con
los recursos. No se trata de un problema de médicos con pacientes
sino de decisiones políticas. Desde su punto de vista es un
auténtico “fraude social”. Se persigue a quien denuncia
situaciones de “sanidad al límite” y se intenta maquillar la
realidad. Negación de la situación en vez de intentar que el
sistema sanitario funcione. Algo intolerable que AMYTS ha decidido
denunciar con campañas contra la sobrecarga asistencial, el maltrato
a los profesionales y las agresiones de algunos pacientes fruto del
pico de desencuentro. En su opinión es necesaria tanto una oferta
responsable de servicios como un consumo igualmente responsable de
los mismos, dando protagonismo a la sociedad y reconociendo a los
profesionales. Ante las dificultades de una alternativa de este tipo,
se preguntó si el sistema es viable y si se puede seguir descargando
la responsabilidad de las carencias del sistema en los profesionales.
El
Dr.
José Ramón Repullo,
profesor de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela
Nacional de Sanidad y director técnico de la Fundación de Formación
de la Organización Médica Colegial (OMC), comenzó su intervención
hablando de sostenibilidad. No se puede mantener una sanidad nórdica
con presupuestos africanos, y recordó que en la sociedad española,
sumadas todas las deudas, nos enfrentamos a una deuda por habitantes
de 82.562 euros. El sector sanitario ha perdido durante la crisis
10.000 médicos y 30.000 enfermeros y eso se nota. Desde su punto de
vista, un sistema nacional de salud que no dedique al mismo por lo
menos el 6% del Producto Interior Bruto (PIB), no puede recibir ese
nombre. Nos encontramos ante un cambio inaplazable, hay que hacer
algo con “compromiso, esfuerzo e inteligencia”. En este sentido,
y huyendo de los extremos, apuntó una posible tercera vía en
“profesionalismo”, “salubrismo” y “buen gobierno”. Para
el profesionalismo, defendió un “gremialismo atemperado por la
conciencia social y capacidad de autocrítica”; para el salubrismo
habló de la necesidad de combinar un enfoque individual respetuoso
con la evidencia y la autonomía; y para el buen gobierno, recomendó
huir de toda opción autoritaria o impuesta por las condiciones del
mercado.
El
Dr.
Ignacio Hernández Medrano,
neurólogo del Hospital Ramón y Cajal, co-fundador y CEO de Savana,
ofreció la perspectiva del impacto del big
data
y la inteligencia artificial en la práctica médica. Entre los
profesionales existe una preocupación por la posibilidad de que
medios diagnósticos basados en big
data
(como el que recientemente ha aprobado la FDA de EEUU para
retinopatía diabética), puedan desplazar la atención personal de
un facultativo. Hernández Medrano hizo hincapié en la velocidad
exponencial en la que se desarrolla este nuevo ámbito de la práctica
clínica, y señaló, por ejemplo, que no se tardará mucho tiempo en
ver sentencias que condenen a un médico por no haber consultado el
big
data.
Hizo asimismo un repaso de los avances en genómica, el abaratamiento
de la secuenciación, en la actualidad próxima a los 300 euros, y
que seguirá bajando; pero sobre todo, en la opción futura de una
medicina personalizada basada con exactitud en la investigación
genómica, pero que tendrá un altísimo coste que posiblemente los
sistemas sanitario no podrán asumir. Llamó la atención de que esa
secuenciación del genoma se introduce también en otras industrias
como la cosmética y la nutrición, que harán ofertas a medida. Por
otra parte, llamó la atención del gran acúmulo de datos que ya se
obtienen de las distintas pruebas se acrecentará por la práctica
monitorización a través de sensores (wareables),
que muy posiblemente evolucionarán hacia tatuajes o lentillas. Con
respecto a la historia clínica, la definió como la gran herramienta
para que a través del big
data
pueda dar previsiones precisas, lo que tiene implicaciones fuertes en
gestión, en investigación y en resultados en salud. Desde su punto
de vista, en función de lo que está sucediendo en los EEUU, la
incorporación de big
data
e inteligencia artificial en la medicina no genera una pérdida de
puestos de trabajo entre los médicos, sino que propicia la
asignación de éstos a nuevos papeles.
La
Dra.
Rosa
Urbanos,
profesora titular de Economía Aplicada de la Universidad Complutense
de Madrid (UCM), explicó las bases económicas que han generado el
deterioro de la sanidad pública en los últimos años. Según
señaló, en el momento más duro de los recortes, que afectaron a
todas las políticas sociales durante la crisis, el sobreesfuerzo de
los profesionales sanitarios amortiguó el impacto de los mismos
sobre la población. La tensión no se puede seguir manteniendo,
pero... tenemos que ser conscientes -añadió- del momento delicado
que estamos atravesando con una deuda pública del 98,3% del PIB en
2017, y siendo España el único país en el Procedimiento de Déficit
Excesivo de la Unión Europea.
Para
esta experta, los españoles están dispuestos a pagar más impuestos
para tener una mejor cobertura sanitaria, pero hay una cierta
hipocresía social, ya que simultáneamente, se consienten actitudes
de evasión fiscal. Existe la sensación de que en España se pagan
más impuestos que en otros países aunque es falso, se trata de una
percepción derivada de los desequilibrios sociales. Desde su punto
de vista, hay que potenciar la salud pública e invertir en aquello
que tiene utilidad. También es necesaria una alta dosis de pedagogía
política para deshacer tópicos como: “la salud no tiene precio”,
“más atención sanitaria siempre es mejor”, o “igualdad es
igual a equidad”. Dado que estamos en una situación extrema, no se
pueden mantener prestaciones de países ricos con presupuestos de
países pobres. Es necesario fijar criterios sobre qué innovaciones
queremos financiar, distinguir entre valor y precio, y profundizar en
conceptos como coste-efectividad, buen gobierno o mecanismos de
incentivación, como el pago por desempeño.
Finalmente,
se produjo un vivo debate entre los asistentes y los ponentes en el
que quedó evidenciada la excesiva burocratización, sobrecarga
asistencial y frustración de los médicos de la sanidad pública de
la Comunidad de Madrid, que desde sus respectivas perspectivas
reafirmaron su voluntad de sostener una sanidad pública. Eso sí,
señalaron que cualquiera de las actuaciones posibles comentadas debe
partir de la premisa de “cuidar al cuidador”.
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