Diez años sin Pedro Malo


Para los nuevos farmacéuticos, los incorporados a la profesión en la última década, el nombre de Pedro Malo posiblemente diga poco, menos cuanto más jóvenes. Es ley de vida. El olvido es una gruesa pátina que silenciosamente, estrato sobre estrato, va cubriendo el pasado. Sin embargo, hay personas que por ser extraordinarias merecen que se haga una cata, una excavación que recupere para todos, los que todavía recordamos y los que no lo conocieron, detalles de una vida singular dedicada al amor a la Farmacia.
El 29 de octubre de 2008 falleció en Madrid, a los 82 años de edad, Pedro Malo García, doctor en Farmacia, escritor, periodista, académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Farmacia, fundador de la Red Social de Enfermedades Olvidadas, un proyecto promovido por las Academias de Farmacia de España e Iberoamérica, un hombre excepcional, íntegramente bueno, amigo, entrañable, burlón y trasgresor, testigo y cronista que ha reseñado el devenir de la Farmacia madrileña de los últimos sesenta años, con rigor periodístico y con la gracia de Quesada, en su Andalucía natal, que le permitía llamar a las cosas por su nombre sin ofender a nadie.
Pedro Malo, fue el fundador en 1948 de la Tuna de la Facultad de Farmacia, la primera autónoma aparte de la del Distrito Universitario, y con ella viajo por medio mundo. Trabajó en la industria farmacéutica y finalmente tuvo su botica, pequeña y recoleta, en el centro de Madrid. Pero Pedro, como Jano, tenía dos caras, una de farmacéutico profundamente enamorado de su profesión y otra, arraigada y vocacional, de periodista, relator e incitador de debates, siguiendo la tradición de los grandes farmacéuticos-periodistas de Madrid en el siglo XIX, como Pablo Fernández Izquierdo, Luis Siboni o Macario Blas y Manada. Fue con este último con el que la vida de Pedro Malo estuvo más ligada. Macario Blas fue el fundador en 1895 de la revista “El Monitor de la Farmacia” y Pedro fue el director de la misma durante casi veinte años hasta que consiguió, con indecibles esfuerzos, llevarla hasta cumplir el centenario en 1995. Poco antes de dicho centenario Pedro Malo rindió tributo a la publicación haciéndola objeto de su tesis doctoral: "Entorno histórico profesional de la limitación de farmacias a través de la revista El Monitor de la Farmacia", que dirigida por la Profesora Rosa Basante, leyó en 1994, obteniendo la calificación de cum laude. Con una mirada más amplia, también la historia del periodismo farmacéutico en España fue el objeto del discurso de ingreso como Académico Correspondiente en la Real Academia Nacional de Farmacia. Pedro Malo escribió en la práctica totalidad de las revistas farmacéuticas españolas, también en el “Informativo Farmacéutico del COF de Madrid”, durante más de 35 años, muchas veces con su nombre y también con los pseudónimos Don Duodécimo y Pablo Bueno.
Pedro Malo siempre fue un farmacéutico preocupado por su profesión, pero a la defensa abstracta de principios y valores, siempre ponía caras, nombres, anécdotas, calor, el calor que generaba su gran bohomía, esa que le hacía dicharachero, amable, simpático, un hombre que disfrutaba de la vida y también, no lo podía remediar, de la buena mesa.
Como humanista era socio activo del Ateneo de Madrid, como farmacéutico siempre participó en las actividades de su Colegio. Cuando en 2007 ambas instituciones, Ateneo y COF de Madrid, suscribieron un acuerdo para potenciar la divulgación científica, sanitaria y cultural, Pedro fue un colaborador entusiasta. La primera actividad fruto de dicho acuerdo fue una inolvidable conferencia suya sobre los productos milagro que describió desde del Paleolítico hasta nuestros días.
En la imagen, Pedro Malo en el Concierto de Navidad de Cofares de 2007 acompañado por varias farmacéuticas de Madrid.



Pablo Martínez Segura, 22-08-2018
Publicado en COFM BLOG: 08-01-2019

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